lunes, 25 de junio de 2012

El mono-humanoide liberal: Hacia la participación política como reivindicación soberana del pueblo.

Si Ud. ha leído "2001: Una Odisea Espacial", de C. Clark, no tiene por qué extrañarse de la categoría superficial y arcaica con que trata a la política. (Digamos, a modo de introducción, que este libro es uno de los más grandes clásicos de la ciencia ficción, y que ya en 1968, año de su publicación, preveía los actuales medios de comunicación digital a través de internet, y una serie de avances tecnológicos que, aunque no le haya apuntado en las fechas, es muy posible que el ser humano alcance en un periodo de tiempo moderado). 

Si Ud. recuerda el primer capítulo, la parte que trata de los "monos - humanoides", y su precario (sobre) vivir, entiende que la supervivencia es lo primero para poder constituir vida "humana". Sin embargo, lo más interesante de dicho capitulo es la relación que el grupo de "moon-watcher", el genial líder del grupo principal, establece con los "Otros", esto es, los otros monos - humanoides de más allá del charco. Esta relación está marcada por el antagonismo, la hostilidad mutua, el simbolismo de una lucha ritual que no termina con la sangre de ninguno de los grupos, pero que les confiere identidad y sentido de pertenencia a cada uno de ellos. Escuchemos al propio autor:

"Su contento [el de "moon-watcher"] se desvaneció al alcanzar el riachuelo. Los Otros estaban allí. Cada día solían estar, pero no por ello dejaba la cosa de ser menos molesta"

De esta forma, es claro como la constitución misma de los Otros como grupo "diferente" al "nosotros", al grupo de "moon-watcher", representa la identidad colectiva y política. Pues sino, ¿cómo sabemos "que" somos nosotros, animales con un mínimo de inteligencia, una precaria razón? No siendo animales simples, como conejos o anfibios, los monos-humanoides de la novela ya presentan un sentido avanzado de identidad, y, lo más gracioso, de identidad política. Sigamos escuchando al autor:

"Había unos treinta, y no podrían ser distinguidos de los miembros de la propia tribu de Moon-Watcher. Al verle llegar, comenzaron a danzar, a agitar sus manos y a gritar, y los suyos replicaron de igual modo. Y eso fue todo lo que sucedió. Aunque los monos humanoides luchaban y peleaban a menudo entre ellos, era raro que sus disputas tuvieran graves consecuencias. Al no poseer garras o colmillos, y estando bien protegidos por su pelo, no podía causarse mucho daño mutuo. En cualquier caso, disponían de escaso excedente de energía para tal improductiva conducta; los gruñidos y las amenazas eran un medio mucho más eficaz de mantener sus puntos de vista".

Lo político, al igual que en el caso de los monos - humanoides, depende de estas "tribales" y "rituales" manifestaciones de antagonismo. ¿Es que acaso nunca ha estado en una manifestación, dónde los gritos entre ambos bandos (estudiantes - policías, por ejemplo, “castristas” o “gusanos”, “imperialistas” o “comunistas”, etc. Etc. Etc.) no terminan exaltando las pasiones, y mediante gritos, cantos, proyectiles de piedra y/o cualquier material disponible, no se rinde tributo y se da forma a la más importante y ritual forma de identificación humana, esto es la política? Quien no haya vivido algo parecido no podrá entender de qué trata fundamentalmente lo político. Y es que lo político, al igual que los monos - humanoides, depende de dicho antagonismo para constituir la propia identidad. ¿Qué es sino el discurso de Bush acerca de los países del "eje del mal", sino la continua constitución de la forma de vida americana, con sus pilares en el mercado y la democracia liberal como forma de vida (american way of life) frente a supuestas sociedades "autoritarias" como Venezuela, Bolivia, Irán, Siria, Corea del Norte, promotoras del "terrorismo"? Como si el terrorismo fuera algo nuevo, que los guerrilleros musulmanes hayan inventado... cómo si el terrorismo de Estado Judío, o Pinochetista, o Nazi, o el terrorismo marxista o anarquista, o fascista, nunca haya existido con anterioridad en la historia. No, no, no, lo que sucede es que Bush - además de buscar una excusa para su política imperialista - no puede prescindir de lo política para la constitución de la hegemonía militarista norteamericana. En fin, el "nosotros" (american way of life) frente al "ellos" (musulmanes o naciones terroristas) es lo que le permite ordenar en categorías suficientes y constitutivas sus fuerzas políticas, llenar de sentido nacionalista a sus compatriotas, ejecutar una guerra y mantener el poder de su proyecto, el poder hegemónico. Es lo mismo para los monos - humanoides.

"La confrontación duró aproximadamente cinco minutos; luego, la manifestación cesó tan rápidamente como había comenzado, y cada cual bebió hasta hartarse de la lodosa agua... El honor había quedado satisfecho; cada grupo había afirmado la reivindicación de su propio territorio. Y habiendo sido zanjado este IMPORTANTE asunto, la tribu desfiló por su ribera del riachuelo"

Pues sino es dinero, poder, honor, reivindicación, ¿Para qué hacen política los políticos? ¿Qué más puede desear alguien con un patrimonio de más de 2 mil millones de dólares (2.000.000.000 de dólares)? El "sentimiento", la "pasión", el "honor", y todas aquellas categorías no cuantificables y difícilmente asignables de valor o de indicadores, son propiamente políticos. La política de masas, el llamado al "pueblo" a movilizarse, la "politización" de las masas y todo aquello que parece extinto en una época de "operadores", "técnicos y tecnócratas", "agentes" o "especialistas" en política es un llamado particularmente político a todos aquellos que conforman un "pueblo". Tal como los monos - humanoides, cuando los representantes de ciertos partidos auto-proclamados "populares" hacen llamados al pueblo a no dejarse amedrentar por fuerzas oscuras, que no desean un país en "paz", o en "desarrollo" o con buena "gobernanza" (en otro estilo, más "científico", Estabilidad), están llamando al pueblo a no movilizarse, y por lo tanto, a no realizar una de las más antiguas y venerables actividades humanas, esto es la política; ahora, es más importante el circo del futbol para aquellos dirigentes, pues les permite alejar la euforia de las masas en eventos no - políticos (o pos políticos), y de esta manera llenar de sentimiento e identidad al pueblo a través de un slogan empresarial, de una camiseta, de un viaje a otro continente, y de paso llenarse los bolsillos de dinero escaso. Es impresionante el despliegue nacionalista - futbolero que los mundiales exacerban en la población... y es increíble también las rabias, penas, angustias y otras formas de sentimientos inoculados de los que padece esa misma población como el futbol puede canalizarlos. ¿Por qué no usar esos mismos sentimientos en lograr una vida mejor, más digna, en el sentido de que cada uno sea capaz de decidir su destino? ¿Qué tal si esos niños ricos, hijos de burgueses, que no quieren ser abogados o ingenieros, y que desean hacer cualquier otra cosa puedan hacerla? O para aquel que le guste hacer dinero pueda hacerlo, pero no necesariamente para él. Que pueda llevar una forma de vida digna, pero no de desperdicios, y que pueda generar dinero para aquellos que no les gusta generar dinero, pero que pueden usar su talento en alguna otra cosa.

Al igual que los monos - humanoides, lo político es un proyecto hegemónico, y si bien la situación de la tribu de Moon-Watcher frente a los Otros nos hace pensar en la lógica de la guerra fría, el final de este breve pero iluminador capitulo nos recuerda a la situación actual: la de un proyecto político hegemónico que ha triunfado sobre otro, esto es, el liberalismo económico y democrático, con su ideología neoliberal, frente al de la URSS comunista - colectivista. Un proyecto político frente a otro; una forma de concebir las relaciones estructurales de poder frente a otro. Un mundo unipolar es lo que tenemos, una pluralidad de formas de vida que no encuentran expresión y representación frente al mundo en la necesidad de sus múltiples demandas, pues sus necesidades se encuentran supeditadas a la decisión de un "otro", llámese agente, burócrata, político, el cual se guía por dos pilares incuestionables: mercado y democracia - liberal. De esta forma, termina el cuento y la historia, y la única forma de elegir por nosotros mismos es la constitución de un movimiento político amplio, que cuestione los pilares fundamentales del sistema; y sin embargo, este cuestionamiento tiene que ser con proyectos, ideas, ideas innovadoras, nuevas, acordes a nuestros tiempos... es la hora de participar! 

¿Y cómo termina la saga de los monos - humanoides? Moon-Watcher se transforma en el Rey de un mundo antiguo, olvidado por la historia. ¿Cómo? Gracias a la invención de Armas, y al simbolismo de la peor pesadilla de esta especie:

"Desde su ribera del riachuelo, en la jamás violada seguridad de su propio territorio, los Otros vieron primero a Moon-Watcher y a una docena de machos de su tribu destacarse como un friso móvil contra el firmamento del alba. Y al punto comenzaron a chillar su diario reto; pero esta vez no hubo respuesta alguna. Con la firmeza de un propósito definido - y sobre todo silenciosamente - Moon-Watcher y su banda descendieron la pequeña loma que atalayaba el río; y al aproximarse, los Otros se calmaron de súbito. Su rabia ritual se esfumó para ser reemplazada por un creciente temor. Se percataban vagamente de que algo había sucedido, y que aquel encuentro era distinto a todos los que habían acontecido antes. Los mazos y los cuchillos de huesos que portaban los componentes del grupo de Moon-Watcher no les alarmaban, pues no comprendían su objeto. Sólo sabían que los movimientos de sus rivales estaban ahora imbuidos de determinación y amenaza. 

El grupo se detuvo al borde del agua, y por un momento revivió el valor de los Otros, quienes, conducidos por Una-Oreja [su líder], reanudaron semianimosamente su canto de batalla. Este duró sólo unos segundos, pues una visión terrorífica los dejó mudos. 

Moon-Watcher había alzado sus brazos al aire, mostrando la carga que hasta entonces había estado oculta por los hirsutos cuerpos de sus compañeros. Sostenía una gruesa rama, y empalada en ella se encontraba la cabeza sangrienta del leopardo, cuya boca había sido abierta con una estaca, mostrando los grandes y agudos colmillos de fantasmal blancura a los primeros rayos del sol naciente.

(...) Al llegar [Moon-Watcher] a la orilla opuesta, Una-Oreja se mantenía aún en su terreno. Quizás era demasiado valiente o demasiado estúpido para correr; o acaso no podía creer realmente que estaba sucediendo aquel ultraje. Cobarde o héroe, al fin y al cabo no supuso diferencia alguna cuando el helado rugido de muerte se abatió sobre su roma cabeza. 

Chillando de pavor, los Otros se desperdigaron en la maleza; pero volverían, y no tardarían en olvidar a su perdido caudillo.

Durante unos cuantos segundos Moon-Watcher permaneció indeciso ante su nueva víctima, intentando comprender el singular y maravilloso hecho de que el leopardo muerto pudiese matar de nuevo. Ahora era él el amo del mundo, y no estaba del todo seguro sobre lo que hacer a continuación.

Más ya pensaría en algo".

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